¿Voz o Vos?

"Pensando En Voz" es un espacio que permite quitar el silencio a mis pensamientos dándoles la posibilidad de ser hablados.
Cada uno de los artículos son reflexiones que surgen luego de leer los "Pensamientos En Voz" que Dios nos ha dejado.
Su Palabra es verdad, mis pensamientos son sólo eso, pensamientos.

miércoles, 26 de enero de 2011

DIOS GOBIERNA Y ME AUTORIZA A PEDIRLE

Yo proclamaré el decreto del Señor: "Tú eres mi hijo", me ha dicho; "hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!" Sal. 2:7-8 (NVI) Salmo 2

Es interesante notar como el Salmo 2 comienza con una pregunta que surge de lo ilógico de la actitud de los reyes de la tierra: ¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Él no logra entender por qué motivo se sublevan, conspiran, rebelan, confabulan, contra el Señor y su ungido. Ante esta situación lo primero que surge es sorpresa; sorpresa por una conducta muy poco inteligente, ya que motivados por su orgullo personal y pensamientos de autosuficiencia, los reyes terrenos quieren romper toda relación y dependencia con Dios creyendo que ellos tienen la capacidad natural de poder gobernar la tierra de una manera efectiva sin intervención ni sometimiento divino.
Aunque es aún más interesante la manera en que plantea la respuesta de lo alto. Se describe la actitud de Dios como la de aquel que se sabe superior y le provoca gracia que exista alguien tan inferior capaz de intentar hacerle frente; Él no puede sentirse amenazado por los pensamientos de los reyes de la tierra. Pero para que se logren ubicar y vuelvan a recordar quién es el que gobierna, deja dos cosas bien en claro: (1)  Él estableció su rey sobre su santo monte; (2) Las naciones y los confines de la tierra son la herencia preparada para sus hijos.
Finalmente, el salmista vuelve hacia los reyes de la tierra y les aconseja que sean prudentes y se dejen enseñar; que sirvan al Señor y lo reconozcan en todo; no sería muy inteligente hacerlo enojar, las consecuencias serían lamentables.
Un aplauso para los que se refugian en Dios.

Pienso en este salmo y, sin ser literalmente reyes de la tierra, puedo sentir que estas palabras del salmista son dirigidas también para nuestra propia vida. Sinceramente, ¿cuántas veces hemos tenido actitudes que demostraban tal orgullo en nosotros que nos hacían vivir sin tener en cuenta la dependencia necesaria hacia Dios? Creo que también hemos tenido momentos de rebeldía para con Dios, creyendo que nuestra propia visión y forma de gobierno de vida podían ser mejores que el gobierno de Dios; y creo que tantas veces como intentamos soltarnos de Dios, las mismas veces fueron las que nos dimos cuenta que estábamos equivocados.
Por otro lado, qué felicidad y cuánta seguridad me da saber que Dios tiene una herencia preparada especialmente para cada uno de nosotros, para sus hijos; y que junto con esa herencia nos da autoridad para poder conquistar y gobernar. Pero mientras sigo con esta alegría y confianza también me preguntó, ¿por qué motivo aún no logramos vernos disfrutando de toda la heredad de Dios para nosotros?, ¿a qué se deberá que nos sintamos derrotados en esta tierra? ¿Será que nos está faltando algo clave?
Dios le dio una promesa al salmista: como herencia te entregaré las naciones. Pero antes de eso le dio una orden: ¡Pídeme! Hoy entiendo que Dios tiene todo para nosotros, la clave pasa por saber si estamos demostrando querer todo lo de Dios.
¿Estamos pidiendo o será que aún no nos sentimos hijos?

Oración: Padre Eterno, te doy gracias por ser el que gobierna mi vida; te pido perdón por las veces que me creí más sabio que vos, hoy reconozco y declaro que sos el Rey de mi vida. También te doy gracias por tener una heredad preparada para mí; ayudame Espíritu Santo a pedir lo que conviene, ayudame a saber pedir al Padre todas y cada una de sus bendiciones para mí vida; gracias Jesús porque cediste ser el único Hijo para hacerme coheredero con vos de todas las cosas. Amén.

Jonás Ranellucci

viernes, 21 de enero de 2011

DECIDIENDO POR DONDE CAMINAR

“(El justo) Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!” Sal. 1:3 (NVI)

En el Salmo 1 vemos que el salmista hace una comparación entre dos actitudes que podemos tomar en nuestra vida. Es interesante notar que podemos pertenecer al grupo de los justos o al grupo de los malvados.
Dios es un Dios al que no le agradan los grises, los que nunca se deciden por seguirlo a Él. En este aspecto es muy claro: o se está de un lado o se está del otro. Dios nunca va a permitir que andemos yendo y viniendo entre su camino y el camino de la perdición.
Pero es interesante notar que a Dios no lo mueve un capricho o un autoritarismo sin sentido; al contrario de esto, vemos como el salmista, luego de presentar las características de los justos, deja bien en claro cuál es el beneficio de llevar una vida vivida en su camino. Dios es nuestro Padre y siempre va a querer lo mejor para nosotros. Es un Padre que ama y sabe que vivir una vida alejados de él jamás será beneficioso para nosotros.

Es importante tener en cuenta cuáles deben ser nuestras características, para de esta manera analizar cómo estamos viviendo hoy: no seguir el consejo de los malvados; no detenerse en el camino de los pecadores; no cultivar la amistad de los blasfemos; deleitarnos en la ley del Señor; meditar en esta ley de día y de noche.

Y qué bueno es saber que si uno vive conforme a esta demanda de parte de Dios, va a recibir beneficios y bendiciones directas del Padre: seremos como aquel árbol plantado junto a la orilla de un río que da su fruto a su tiempo, sus hojas no se marchitan. Dios nos bendecirá de tal manera que todo lo que hagamos prosperará. Y así como un árbol plantado junto a un río es tan distinto a un árbol plantado en la sequedad, de la misma manera una persona que lleva su vida meditando y viviendo bajo la guía de la Palabra de Dios será totalmente distinta a aquella que sigue su propio camino.

Estamos iniciando un nuevo año. El 2011 recién está comenzando. Es un buen tiempo para que podamos meditar cómo hemos vivido nuestra vida hasta hoy. Es interesante notar que el Salmo 1 comienza con esta palabra que nos motiva a pensar de qué manera vamos a vivir este año y los siguientes, teniendo que reconocer que va a depender de nosotros en forma personal, y de lo que hagamos, cuál será la consecuencia de nuestra manera de vivir.
¿Seré prosperado en todo o seré arrastrado por el viento?

Oración: Dios, te pido que seas mi ayuda y mi fortaleza para que siempre esté en tu camino meditando en tu Palabra, alejado del consejo y la senda de los pecadores. Amén.

Jonás Ranellucci